EL DESARROLLO EVOLUTIVO Y LAS LESIONES EN LA INFANCIA
EL RECIEN NACIDO: EL SER PASIVO
Después del estrés del parto, se inicia la organización del sistema neuromotor y la mente crece deprisa.
Sus manifestaciones son: la sonrisa refleja, la relajación si está satisfecho y el llanto si es privado de sus necesidades básicas.
Se accidenta por descuido o falta de prevención: caídas desde el cambiador, sofá o cama, objetos manipulados por adultos que puedan caerle encima, animales domésticos que intenten acercarse,…
Desde el primer viaje en automóvil, irá necesariamente en un SRI homologado a su peso y edad.
DE 3 A 6 MESES: LAS PRIMERAS HABILIDADES
Inspecciona, mira, asocia lo visual y lo sonoro, reacciona a algunas palabras claves, así como a gestos y expresiones de su entorno.
A nivel motor, empieza a controlar los músculos del tronco, incorpora el desarrollo táctil e identifica los objetos introduciéndolos en la boca.
Extremar precauciones ante objetos pequeños o desmontables.
El sistema neuromotor avanza, por lo que las caídas pueden ser más frecuentes, desde el cambiador o cama, no podemos olvidar que se mueven por sí solos.
DE 6 A 12 MESES: EL PRIMER MOTOR
Se acerca el gran desarrollo psicomotor: se sienta por sí solo, puede ponerse de pie con ayuda, gatea, mejor control fino, descubre continente y contenido, puede obedecer al no y repetir sílabas.
Etapa de transición evolutiva, aún no ha adquirido todas las habilidades que se le plantean, por lo que es más seguro el riesgo de caídas y golpes por su escaso control corporal.
Liberar espacios, para que se desarrolle sin tropiezos, proteger enchufes, electrodomésticos, cordones de cortinas y cables, y lo más importante bloqueo de balconeras y ventanas.
12 MESES: UNA NUEVA DIMENSION
Se puede producir un cambio en el SRI, ya que por su peso y edad, necesitará un sistema diferente al utilizado hasta ahora. Su nueva habilidad psicomotora, caminar con o sin ayuda, da un giro a su vida, esas pequeña “autonomía” de desplazarse sólo hace que descubra nuevos objetos que antes desconocía.
Le gusta ser protagonista en situaciones sociales, se sensibiliza más con las emociones, propias o ajenas. Aprovecharemos este hecho para poder establecer un plan de seguridad a través de la comunicación con el pequeño.
Adelantémonos siempre a sus reacciones, miremos con ojos de niño, para poder minimizar consecuencias, con una buena prevención de riesgos, esta etapa que se abre será muy satisfactoria.
18 MESES: LA PRECIPITACION
El descubrimiento de sus habilidades hace que ponga a prueba todo lo adquirido: camina, corre, trepa, lanza objetos, desafía,… enseñarle a realizar acciones con prudencia es todo un reto, por la escasa atención que presta y las ganas que tienen de hacer muchas cosas.
Tiene escasa percepción de los objetos lejanos, choca contra ellos por el insuficiente sentido de dirección y escaso nivel del tiempo, su control espacial, tarda más en desarrollarse que el motor.
Les gusta realizar actividades y empiezan a tomar sentido del bien y el mal.
2 AÑOS: NUEVAS HABILIDADES, LA PSICOMOTRICIDAD
Se caen menos, aunque no tienen sentido del riesgo, no previenen los choques ni las consecuencias posteriores.
Expresa sus emociones de forma desenfrenada, ríe o baila, lo mismo que llora o grita.
Empiezan los juegos de rol y la imitación de los mayores, por lo que el juego simbólico se convertirá en uno de sus preferidos, para no correr riesgos le daremos juguetes adecuados para tal fin, evitando que jueguen con artículos reales que puedan ser peligrosos.
Se vuelven más desafiantes, saber hasta donde llega su autonomía es un nuevo reto.
3 AÑOS: LA PRIMERA MAYORIA DE EDAD
El niño, basándose en la experiencia, es capaz de sentirse seguro de sí mismo, intenta comprender el porqué de las cosas y hacerse entender.
Debemos incidir en los hábitos de conducta de seguridad en casa y en sus relaciones sociales. Empezaremos a incidir en la seguridad vial, dándole gran importancia para su futuro.
4 AÑOS: DE BEBÉ A NIÑO
Su desarrollo psicomotor, está prácticamente acabado, le gusta hacer pruebas físicas y salir airoso. Su coordinación fina se ha desarrollado con éxito.
Es más receptivo al peligro, pero la comparación con los compañeros le hace ser irreflexivo.
Empieza una nueva etapa de madurez donde la educación pasa por cometer errores y aprender de ellos, sobre todo en las relaciones sociales y familiares.
© M Ángeles Miranda. Consultora/Formadora de seguridad infantil. Se autoriza a redistribuir, reenviar, copiar o citar el contenido de esta página siempre que se cite la fuente de acuerdo a la Ley 23/2006, de 7 de julio, por la que se modifica el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril.
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