UN HOGAR SEGURO PARA UN JUEGO SEGURO
A partir de estas similitudes, podemos ofrecer el decálogo para adecuar los espacios a las necesidades de los niños y del juego, de forma que éste se desarrolle en busca de los objetivos marcados:
1. Partiendo de la base de que los hogares se diseñan, planifican y organizan por los adultos bajo unos cánones de estética y limpieza que de poco sirven cuando un pequeño entra en nuestras vidas ya que para ellos cualquier objeto se convierte en un juguete con el que improvisar y crear nuevos juegos con el que crecer, por eso se deben eliminar aquellos objetos a su alcance que sean susceptibles de producir riesgos al niño.
2. Mantener a distancia aquellos juguetes que no van destinados a menores de 36 meses, esta medida toma especial relevancia cuando juegan en el mismo espacio niños de diferentes edades, por lo que se deben establecer rutinas donde compartir juegos y juguetes de forma conjunta no suponga ningún riesgo.
3. Los bebés con escasas habilidades motrices deben realizar el juego en espacios acotados disponiendo de sus juguetes en zonas controladas.
4. De forma general las superficies donde se realice el juego deben ser continuas y antideslizantes (evitar el uso de abrillantadores y ceras), libre de desniveles insalvables en función del desarrollo motriz del niño y del juego (especial atención a los correpasillos, andadores, etc., a la hora de circular próximos a escaleras y bordillos). Asimismo la estrecha relación de los niños con el suelo obliga a que este sea cálido y confortable, además, según el juego y el control motriz también debería ser ligeramente blando.
5. Las paredes y el equipamiento (mobiliario, puertas, ventanas, decoración, etc.) se debe proteger dentro de lo que denominamos zona de seguridad (1,20 m de altura), ofreciendo al niño la seguridad necesaria para minimizar las consecuencias derivadas por caídas, choques, escalada y sobre todo por los juegos improvisados con otras herramientas que no sean los juguetes, evitando siempre la cultura del NO (no toques, no cojas), favoreciendo el desarrollo natural en espacios preparados y exentos de riesgos.
6. Las zonas de juego y tránsito deben estar bien iluminadas y libres de obstáculos, por ello la organización de los juguetes y enseñar a los niños a recogerlos una vez terminado el juego, es importante para evitar caídas y tropiezos.
7. El juguete en sí, puede necesitar de complementos para otorgar la seguridad necesaria en el momento de desarrollo, por ejemplo un patinete es un juego que estimula el desarrollo de habilidades motrices, pero precisa de casco y protecciones para conseguir el objetivo de forma segura.
8. Si los juegos se realizan en espacios al aire libre, se deben inspeccionar los elementos previamente a la realización del mismo. Los parques infantiles suelen estar bastante controlados en este sentido, aún así la higiene de los suelos y los desperfectos por vandalismo y el uso de desgaste de los mismos pueden hacer que no cumplan los requisitos de seguridad.
9. Cuando el juego se desarrolle en casa de familiares, amigos o conocidos, no exime a los responsables del menor de adecuar los espacios y los juguetes que va a utilizar el pequeño huésped.
10. Asimismo los espacios destinados al ocio infantil deben cumplir una normativa de seguridad muy estricta, además de asegurarnos de que así sea, debemos respetar las instrucciones de los responsables sobre las instalaciones que puede disfrutar nuestro hijo según su edad.
© M Ángeles Miranda. Twitter @logieduca
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